miércoles, 17 de agosto de 2011

Glaucoma : la ceguera silenciosa

El glaucoma es un mal que disminuye la calidad y cantidad de visión, es la primera causa de ceguera  irreversible a nivel mundial.  Muchas personas lo padecen y no lo saben debido a que en una inmensa mayoría de los casos esta enfermedad no presenta molestias ni dolor, el chequeo regular es la única garantía de un buen diagnóstico. La visión que usted puede haber perdido por glaucoma no es recuperable, pero la enfermedad, en un buen porcentaje de casos, puede detenerse o controlarse con medicamentos o cirugía.



El glaucoma es una enfermedad del nervio óptico. El nervio óptico es el  encargado de llevar hasta el cerebro las imágenes que capta el ojo, al ocurrir el daño a nivel del nervio , se produce una reducción del campo de visión de la persona  en forma lenta y progresiva, y lamentablemente, de manera irreversible, iniciándose esa reducción, generalmente, en la periferia para progresar hasta el área central de visión, y es por ello que se reconoce popularmente como "visión en túnel", pues en etapas finales de la enfermedad, sólo la zona central se conserva, y, eventualmente, ésta también podría perderse si los especialistas y sus pacientes no detienen la enfermedad. 


El glaucoma es una enfermedad ocular vinculada con el aumento de la presión ocular a través del tiempo, ocasionada por una acumulación del humor acuoso, que causa varias lesiones a nivel de la retina y el nervio óptico, lo que, a su vez, genera desde la pérdida permanente de funciones visuales como la visión periférica, la visión de contraste y la percepción de colores, hasta la invidencia.

En la mayoría de los casos, el ojo no duele, ni pica o se pone rojo, y la persona puede ver perfectamente nítido y no percatarse de la reducción del campo de visión, aun en etapas avanzadas; es decir, no produce síntomas en la mayoría de sus formas, como consecuencia los pacientes acudan tardíamente a la consulta, cuando ya la enfermedad está tan avanzada que la respuesta a los tratamientos está comprometida. 

En lo que al paciente se refiere, no hay diferencias evidentes entre el ojo sano y el que padece glaucoma, al menos al comienzo. Si a ello se le suma el desconocimiento sobre el tema, hay razones sobradas para ese primer lugar que ostenta el glaucoma como causante de invidencia.


Para detectar si se tiene glaucoma es importante visitar al oftalmólogo, quien es capaz de detectar la patología en fases tempranas y evitar el deterioro rápido de la visión con su inevitable pérdida total.